Las áreas bajo protección privada merecen un reconocimiento y respaldo mucho mayores que el que reciben en este momento. Las áreas bajo protección privada a menudo pueden llenar importantes vacíos en las politicas nacionales en cuanto a la cobertura geográfica y la velocidad de respuesta a los desafíos de conservación, pero constituyen un recurso oculto: son ignoradas por gobiernos, omitidas por los mecanismos de registro de conservación internacional y pasadas por alto en las estrategias regionales de conservación. Hasta la fecha, la gran mayoría de las áreas protegidas han sido establecidas en tierras y aguas estatales, y aunque son invaluables, no serán suficientes por sí solas para lograr las metas del Convenio sobre la Diversidad Biológica (CBD): que alcanzan un 17 por ciento de áreas terrestres y de agua dulce y un 12 por ciento de zonas costeras y marinas. Por consiguiente, encomiamos el siguiente informe ya que creemos que contribuirá a integrar al movimiento privado de conservación plenamente a la práctica mundial de conservación.
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